‘Blade Runner’ lleva suponiendo desde hace treinta años y generación tras generación de cinéfilos, una película inmortal que provoca que caigan rendidos ante este filme de tan singular belleza.
32 añitos años no son nada para volver a visionar Blade Runner.
Su magia, su ambiente visionario, volvió a atraparme. Jamás hubo ni habrá en la historia del cine un monólogo final más perfecto ni replicantes más humanos que los que plasmó Ridley Scott en este clásico de la ciencia ficción.
Es una película visionaria
El futuro que plantea Ridley Scott no está tan lejos como pensamos. Impresiona tal poder de anticipación. Superpoblación, proliferación de la comunidad oriental, dependencia y dominio de la tecnología, contaminación medioambiental, desaparición de la vida animal, manipulación genética...¿os suena?
Aborda las grandes preguntas de la humanidadEn Blade Runner esas cuestiones filosóficas son planteadas por los replicantes, quienes demuestran mayor profundidad que los humanos los "pellejudos".
Basta contemplar la escena en donde el líder de los replicantes, Roy Batty, plantea el deseo de supervivencia a su creador, el doctor Tyrell, quien como Frankestein juega a ser Dios y sale escaldado.
Roy se presenta ante su creador en la Tyrell Corporation y le suplica:
-"Yo quiero vivir más, padre".
A lo que el creador contesta: -"La vida es así".
En estos momentos, el replicante muestra su primera emoción,(el llanto) y con mucha ira decide matar a su creador.
Destila amor por el cine negro
Desde los personajes (el nombre de Deckard es Rick como el mítico protagonista de Casablanca) hasta la narrativa o el estilo visual contienen referencias al cine noir. Blade Runner bebe de ese cine de los años 40 y 50, pero al mismo tiempo, es dueña de una estética propia
Su reparto es un acierto. Blade Runner cuenta con unas interpretaciones excelentes. Cuesta imaginar a otro antihéroe que no sea Harrison Ford. Pero la verdadera revelación del film fue el holandés Rutger Hauer, siendo Roy Batty su papel más memorable y por el que pasará a la posteridad. O la maravillosa Sean Young,
quien solo tenía 23 añitos cuando dio vida a Rachel. El resto del
reparto, incluida Daryl Hannah antes de hacerse sirena, también brillaba
como rayos C en la oscuridad.
Su banda sonora es impresionante
Su música ha pasado a la historia y ha sido utilizada hasta Orión y más allá.
Por los años 80 ya sabéis que el sintetizador hacía estragos, y Ridley
Scott decidió que Vangelis, fuera su
compositor. El griego que ya tenía un Óscar por Carros de Fuego, acertó
al combinar cortes más electrónicos con otros más melancólicos (Love
Theme).
También encontramos sonidos procedentes del blues, jazz y hasta
música étnica. Hay al menos ocho discos editados de esta banda sonora,
una joya para cualquier amante de la música de cine.
Está llena de pequeñas cosas mágicas y se presta a diferentes lecturas y reinterpretaciones.
Sin los origamis (esas
figuritas de papel que construye el enigmático personaje de Gaff para
Deckard y que simbolizan sus diferentes estados psicológicos) la
película no tendría la misma magia. La figurita del unicornio además es clave para que el espectador saque sus propias conclusiones. La máquina Voight-Kampff, utilizada por los Blade Runners para cazar a los
replicantes, es también un objeto que aún hoy me sigue inquietando, al
igual que el piso del pobre J.F. Sebastian (William Sanderson).
Para
colmo, Ridley Scott confirmó en 2007 que el personaje de Harrison Ford sí es un replicante, algo que no gustó al actor de Indiana Jones, siempre muy reacio a hablar del universo Blade Runner.
Estos y
otros detalles de producción ayudan a que sea una película de culto.
Gana con el tiempo y no envejece.
Cuando fue
estrenada en 1982 recibió muy malas críticas, y obtuvo una baja
recaudación en Estados Unidos, quedando eclipsada por E.T de
Spielberg.
Pero rectificar es de sabios, y
con el tiempo la película se ha posicionado entre las mejores cintas de ciencia ficción de todos los tiempos.
Una de sus muchas cualidades es que su estética no envejece, y el
espectador no se ríe de su ambientación o de un vestuario hortera.
Un estilo visual original e influyente Precursora del género cyberpunk, Ridley Scott admitió fuentes estilísticas del dibujante Moebius, y el artista conceptual Syd Mead contribuyó a diseñar un futuro verosímil e impactante.
Y por último, lo más importante, y que vuelvo a repetir;
¡Su icónico monologo final es insuperable!
Roy Batty lo pronuncia al
borde la muerte, ante los ojos de su cazador, a quien ha perdonado la
vida, demostrando así que un Nexus 6 sí puede sentir empatía.
Monologo final...¡Impresionante!
"He
visto cosas que vosotros no creeríais. Atacar naves en llamas más allá
de Orion. He visto Rayos-C brillar en la oscuridad cerca de la Puerta de
Tannhäuser.
Todos esos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia.
Es hora de morir..."
Vincenzo Natali en su reciente film "Come True" hace referència a Tyrrell en varias escenas, supongo que le influenció la película, incluso en su BSO
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